Gerard Gennette en El discurso delrelato define cuatro tipos de relaciones entre las tres formas de entender al
relato. Sin embargo, nos ocuparemos en este caso sólo de aquellas que se dan
entre la historia y el relato propiamente dicho, llamado por Genette “modo”,
para aplicarlo al cuento Continuidad de los Parques de Julio
Cortázar, ya que dicho texto ofrece dos interpretaciones que despiertan la
polémica en el lector.
El modo para Genette se refiere al punto
de vista a partir del cual el verbo afirma aquello de lo que trata. Así, la
distancia y la perspectiva son las dos formas en que el discurso narrativo
regula la información. En cuanto a la primera, el cuento se constituye
como un relato de sucesos, por lo que al estar mediados los hechos por un
narrador nunca podrá llegar a ser una mímesis total (en caso de que no fuera
una ilusión). De este modo, Continuidad
de los parques es un discurso narrativizado o relatado, puesto que se trata
de una forma distante y reductora de narrar los hechos que suceden desde que el
protagonista vuelve a abrir el libro, ya que en dos párrafos enlista las
acciones que toman semanas u horas en ocurrir en el cuento.
Sobre la perspectiva, como punto de
vista, podemos decir que, a partir de Jean Pouillon y Tzvetan
Todorov, el narrador es omnisciente ya que conoce todo lo que sucede en la
mente del protagonista, e incluso sabe más que él. Si bien por ello se trata de
un relato con focalización interna variable, es apenas parcial, puesto que sólo
un monólogo interior lograría la descripción total desde dentro del personaje
mismo. Sin embargo, aunque no dejan de aparecer alusiones al personaje desde
afuera, el narrador sí lo describe en la mayoría de las veces internamente.
Esto es, describiendo sus pensamientos, emociones y percepciones:
“Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea
de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en
el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la
mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los
robles”.
Ahora bien, un poco más adelante, una
vez que el protagonista ya se encuentra inmerso en la lectura, se produce un
cambio de focalización. De un punto de vista interno se pasa a uno externo. La
narración no vuelve a reparar en el protagonista y, en su lugar, se dedica a
narrar lo que sucede en el libro que lee el señor del sillón verde. Este
enfoque permite un procedimiento de apertura que consiste en cambiar el enfoque
de un personaje a otro aislando al primero para ocultar su interior al lector y
provocar suspenso. Esta es una alteración llamada paralepsis y se caracteriza
por dar un exceso de información.
En Continuidad
de los parques, el narrador recurre a este recurso porque sabe bien el
paralelismo que hay entre el desenlace de la novela que lee el personaje y la
ubicación del personaje mismo. De este modo, logrará que el lector olvide que
lo narrado a partir de la mitad del cuento es una ficción dentro de la ficción
misma y la tome como verdadera, como si un elemento de la diégesis dentro del
texto mismo traspasara los niveles narrativos y alcanzara al protagonista del
relato. De hecho, es éste el propósito mismo del texto, puesto que el final del
mismo no regresa nunca al protagonista del relato primero, o sí, pero en un
nivel intradiegético.
Bibliografía
Cortázar, Julio. «Continuidad de los
parques.» s.f. Ciudad Seva. 19 de
enero de 2014.
Genette, Gerard. «El discurso del
relato: Ensayo de Método (orden, duración, frecuencia, modo).» Figures III. París: Editions du Seuil,
1972. 65-224.
Revisado.
ResponderEliminarNo entiendo esa respuesta
ResponderEliminar