lunes, 20 de enero de 2014

Continuidad de los Parques a partir de El discurso del relato de Gerard Genette

Gerard Gennette en El discurso delrelato define cuatro tipos de relaciones entre las tres formas de entender al relato. Sin embargo, nos ocuparemos en este caso sólo de aquellas que se dan entre la historia y el relato propiamente dicho, llamado por Genette “modo”, para aplicarlo al cuento Continuidad de los Parques de Julio Cortázar, ya que dicho texto ofrece dos interpretaciones que despiertan la polémica en el lector.

El modo para Genette se refiere al punto de vista a partir del cual el verbo afirma aquello de lo que trata. Así, la distancia y la perspectiva son las dos formas en que el discurso narrativo regula la información. En cuanto a la primera, el cuento se constituye como un relato de sucesos, por lo que al estar mediados los hechos por un narrador nunca podrá llegar a ser una mímesis total (en caso de que no fuera una ilusión). De este modo, Continuidad de los parques es un discurso narrativizado o relatado, puesto que se trata de una forma distante y reductora de narrar los hechos que suceden desde que el protagonista vuelve a abrir el libro, ya que en dos párrafos enlista las acciones que toman semanas u horas en ocurrir en el cuento.

Sobre la perspectiva, como punto de vista, podemos decir que, a partir de Jean Pouillon y Tzvetan Todorov, el narrador es omnisciente ya que conoce todo lo que sucede en la mente del protagonista, e incluso sabe más que él. Si bien por ello se trata de un relato con focalización interna variable, es apenas parcial, puesto que sólo un monólogo interior lograría la descripción total desde dentro del personaje mismo. Sin embargo, aunque no dejan de aparecer alusiones al personaje desde afuera, el narrador sí lo describe en la mayoría de las veces internamente. Esto es, describiendo sus pensamientos, emociones y percepciones:
“Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles”.
Ahora bien, un poco más adelante, una vez que el protagonista ya se encuentra inmerso en la lectura, se produce un cambio de focalización. De un punto de vista interno se pasa a uno externo. La narración no vuelve a reparar en el protagonista y, en su lugar, se dedica a narrar lo que sucede en el libro que lee el señor del sillón verde. Este enfoque permite un procedimiento de apertura que consiste en cambiar el enfoque de un personaje a otro aislando al primero para ocultar su interior al lector y provocar suspenso. Esta es una alteración llamada paralepsis y se caracteriza por dar un exceso de información.
En Continuidad de los parques, el narrador recurre a este recurso porque sabe bien el paralelismo que hay entre el desenlace de la novela que lee el personaje y la ubicación del personaje mismo. De este modo, logrará que el lector olvide que lo narrado a partir de la mitad del cuento es una ficción dentro de la ficción misma y la tome como verdadera, como si un elemento de la diégesis dentro del texto mismo traspasara los niveles narrativos y alcanzara al protagonista del relato. De hecho, es éste el propósito mismo del texto, puesto que el final del mismo no regresa nunca al protagonista del relato primero, o sí, pero en un nivel intradiegético.

Bibliografía
Cortázar, Julio. «Continuidad de los parques.» s.f. Ciudad Seva. 19 de enero de 2014.
Genette, Gerard. «El discurso del relato: Ensayo de Método (orden, duración, frecuencia, modo).» Figures III. París: Editions du Seuil, 1972. 65-224.

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