lunes, 31 de marzo de 2014

POSTMARXISMO

1.     ¿Cómo funciona la literatura como ideología?

Como ya vimos, los Estudios Culturales surgen a partir del paso del texto al contexto, gran salto que rompió con el inmanentismo de la teoría literaria inmediatamente anterior. En esta línea, donde la situación histórica, política y social tanto de la obra como del autor se vuelven relevantes, surge la crítica literaria post-marxista. De hecho, se inserta dentro de la conocida “sociología de la literatura”, de la que hablamos en la entrada anterior, puesto que la literatura se estudia como un medio de producción, distribución e intercambio con fines sociológicos. Sin embargo, el interés de la crítica marxista está en explicar el texto de forma más completa analizando sus formas, estilos y sentidos como productos de un momento histórico concreto.

            Esta corriente ve a la sociedad en dos niveles: la superestructura y la base o infraestructura. La primera consiste en las ideas, conceptos y conciencia del hombre, incluye los principios de derecho, política y todos los aspectos que legitiman al grupo dominante y lo que Marx llama la “ideología”, esto es, “formas definidas de conciencia social”. La segunda, también llamada “estructura económica de la sociedad” es donde se dan las relaciones de producción, es decir, el desarrollo de las fuerzas de producción material, donde se estructura la sociedad económicamente y sobre la cual se erige la superestructura. Así, la segunda determina a la primera.  

            En consecuencia, podemos situar a la literatura en la superestructura, pero no como un mero reflejo pasivo de la base. Engels afirma al respecto que “el arte no puede cambiar el curso de la historia, pero insiste en que el arte puede ser un elemento activo de cambio”. De hecho, la producción artística no tiene una relación directamente proporcional con la producción material. Ejemplos históricos como el Siglo de Oro español nos lo prueban, ya que cuando más crisis económica y política había en la península, más y mejor fue la producción literaria y artística al grado de ser los grandes maestros de la historia del arte español. Así, base y superestructura no tienen una relación simétrica, cada elemento de la segunda tiene independencia en su desarrollo.

La crítica marxista entiende a la literatura a partir de la ideología, pues sólo entendiendo el proceso anterior se puede comprender un texto en su totalidad. Para entender la ideología hay que observar las  relaciones entre clases sociales a partir de sus modos de producción, su experiencia, legitimidad y permanencia. Así, la mera explicación del texto a partir de la caracterización de los personajes, los giros de la trama o su inserción en la historia y geografía no es suficiente para tener una visión global y para que una obra literaria entre en el canon debe reflejar una postura ideológica que permee alguna situación de la vida humana, incluso si se trata de una ideología contraria a la marxista, y llevarla a un plano universal. Así un análisis de la clase social del autor, su relación con las ideologías de la época, su sentido de espiritualidad, los postulados filosóficos que sigue y las técnicas de producción literaria son importantes para el texto.

Para Althusser, la literatura es únicamente ideología, o sea, su sentido es reflejar una experiencia de mundo y su enfoque para llevarnos al conocimiento científico. En cambio, para Macherey, la literatura desafía a la ideología que tomamos por natural o simplemente no vemos, pero la forma y estructura de la obra nos da pistas para dilucidar dicha ideología. Sin embargo, estas posturas resultan un tanto extremistas para Terry Eagleton, quien cree que la crítica literaria debe ir en función de la estructura ideológica de la obra que es convertida en arte.

2. ¿De qué manera se relacionan la forma y el contenido literario?

Es muy conocida la idea de que la forma y el contenido son indisociables, ya que una no es sin la otra. Sin embargo, para Lukácks esto sólo ocurre en la práctica, mientras que en la teoría cada una tiene su esencia y pueden verse de forma relativamente autónoma. La crítica marxista se ha visto interesada en ello y ha cuestionado la forma artística a partir de su contenido político.
Para Lukács, la forma es el elemento social de la literatura, para Marx, siguiendo el pensamiento hegeliano, la unidad de ambos es primordial para la literatura, ya que para cada contenido hay una forma específica. Para Hegel, la manifestación del desarrollo del espíritu del mundo resulta ser el contenido de la forma artística. Así, la forma es resultado del contenido y el contenido es primero que la forma. En términos marxistas, los contenidos de los medios de producción determinan las formas de la superestructura. Sin embargo, la forma no es ni un artificio ni quien procesa el contenido, porque el contenido es informe, tiene una estructura significativa. Sin importar el contenido de una obra literaria, comparte ciertas estructuras formales con otras obras contemporáneas o de la misma corriente literaria. Incluso, el desarrollo de la forma puede acarrear un cambio de ideología y modificar la conciencia del entorno social.

La forma es relativamente independiente de la evolución de los medios de producción, cristaliza cierta ideología y da cuenta de las relaciones entre el autor y la audiencia. El análisis de estos puntos constituye una crítica de corte marxista. Los recursos de un escritor ya vienen permeados por determinada ideología, el talento recae en poder modificar o reinventar dichos recursos. 

Bibliografía: Eagleton, T. Marxism and literary criticismMethuen & Co. Ltd, Londres, 2006.

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