1.
¿Cómo funciona la literatura como
ideología?
Como ya vimos, los Estudios Culturales
surgen a partir del paso del texto al contexto, gran salto que rompió con el
inmanentismo de la teoría literaria inmediatamente anterior. En esta línea,
donde la situación histórica, política y social tanto de la obra como del autor
se vuelven relevantes, surge la crítica literaria post-marxista. De hecho, se
inserta dentro de la conocida “sociología de la literatura”, de la que hablamos
en la entrada anterior, puesto que la literatura se estudia como un medio de
producción, distribución e intercambio con fines sociológicos. Sin embargo, el
interés de la crítica marxista está en explicar el texto de forma más completa
analizando sus formas, estilos y sentidos como productos de un momento
histórico concreto.
Esta
corriente ve a la sociedad en dos niveles: la superestructura y la base o
infraestructura. La primera consiste en las ideas, conceptos y conciencia del
hombre, incluye los principios de derecho, política y todos los aspectos que
legitiman al grupo dominante y lo que Marx llama la “ideología”, esto es,
“formas definidas de conciencia social”. La segunda, también llamada
“estructura económica de la sociedad” es donde se dan las relaciones de
producción, es decir, el desarrollo de las fuerzas de producción material,
donde se estructura la sociedad económicamente y sobre la cual se erige la
superestructura. Así, la segunda determina a la primera.
En
consecuencia, podemos situar a la literatura en la superestructura, pero no
como un mero reflejo pasivo de la base. Engels afirma al respecto que “el arte
no puede cambiar el curso de la historia, pero insiste en que el arte puede ser
un elemento activo de cambio”. De hecho, la producción artística no tiene una
relación directamente proporcional con la producción material. Ejemplos
históricos como el Siglo de Oro español nos lo prueban, ya que cuando más
crisis económica y política había en la península, más y mejor fue la
producción literaria y artística al grado de ser los grandes maestros de la
historia del arte español. Así, base y superestructura no tienen una relación
simétrica, cada elemento de la segunda tiene independencia en su desarrollo.
La crítica marxista entiende a la
literatura a partir de la ideología, pues sólo entendiendo el proceso anterior
se puede comprender un texto en su totalidad. Para entender la ideología hay
que observar las relaciones entre clases
sociales a partir de sus modos de producción, su experiencia, legitimidad y permanencia. Así, la mera explicación del texto a partir de la caracterización
de los personajes, los giros de la trama o su inserción en la historia y
geografía no es suficiente para tener una visión global y para que una obra
literaria entre en el canon debe reflejar una postura ideológica que permee
alguna situación de la vida humana, incluso si se trata de una ideología
contraria a la marxista, y llevarla a un plano universal. Así un análisis de la
clase social del autor, su relación con las ideologías de la época, su sentido
de espiritualidad, los postulados filosóficos que sigue y las técnicas de
producción literaria son importantes para el texto.
Para Althusser, la literatura es
únicamente ideología, o sea, su sentido es reflejar una experiencia de mundo y
su enfoque para llevarnos al conocimiento científico. En cambio, para Macherey,
la literatura desafía a la ideología que tomamos por natural o simplemente no
vemos, pero la forma y estructura de la obra nos da pistas para dilucidar dicha
ideología. Sin embargo, estas posturas resultan un tanto extremistas para Terry
Eagleton, quien cree que la crítica literaria debe ir en función de la
estructura ideológica de la obra que es convertida en arte.
2. ¿De qué manera se relacionan la
forma y el contenido literario?
Es muy conocida la idea de que la forma
y el contenido son indisociables, ya que una no es sin la otra. Sin embargo,
para Lukácks esto sólo ocurre en la práctica, mientras que en la teoría cada
una tiene su esencia y pueden verse de forma relativamente autónoma. La crítica
marxista se ha visto interesada en ello y ha cuestionado la forma artística a
partir de su contenido político.
Para Lukács, la forma es el elemento
social de la literatura, para Marx, siguiendo el pensamiento hegeliano, la
unidad de ambos es primordial para la literatura, ya que para cada contenido
hay una forma específica. Para Hegel, la manifestación del desarrollo del
espíritu del mundo resulta ser el contenido de la forma artística. Así, la
forma es resultado del contenido y el contenido es primero que la forma. En
términos marxistas, los contenidos de los medios de producción determinan las
formas de la superestructura. Sin embargo, la forma no es ni un artificio ni
quien procesa el contenido, porque el contenido es informe, tiene una estructura
significativa. Sin importar el contenido de una obra literaria, comparte
ciertas estructuras formales con otras obras contemporáneas o de la misma
corriente literaria. Incluso, el desarrollo de la forma puede acarrear un
cambio de ideología y modificar la conciencia del entorno social.
La forma es relativamente independiente
de la evolución de los medios de producción, cristaliza cierta ideología y da
cuenta de las relaciones entre el autor y la audiencia. El análisis de estos
puntos constituye una crítica de corte marxista. Los recursos de un escritor ya
vienen permeados por determinada ideología, el talento recae en poder modificar
o reinventar dichos recursos.